jueves, 11 de febrero de 2010

La crítica de los Jueves (4)

Hoy: La SGAE

Es curioso en lo que se ha convertido la Sociedad General de Autores y Editores en los últimos años y la repercusión social que tiene todo lo que dicen, proponen o hacen. Y digo que es curioso porque tal sociedad fue fundada en 1899 por un grupo de compositores descontentos con el papel que habían asumido los intermediarios entre ellos y las salas de representación. Se crea como un medio de defender sus derechos. Actualmente su campo de acción se ha incrementado y puede incluir a cualquier persona que “tenga una obra explotada públicamente”.

No deja de ser paradójico que una asociación creada para hacer frente a la posición dominante de los intermediarios se haya convertido precisamente en eso: un intermediario con posición dominante. El cambio es que ya no es un intermediario que negocia las representaciones, sino que cobra por que estas se realicen.

Pero la repercusión de la SGAE no viene dada por su posición predominante y, de no ser por la intervención de la Comisión Europea, monopolista. Que también. En realidad su salto a lo titulares de periódicos lo genera el desarrollo de nuevas tecnologías y de Internet. Antes de que la Red de redes alcanzase el desarrollo actual, la industria discográfica (principal afectada) y cinematográfica se basaban en un negocio de creación y reproducción infinita. El acceso a la música y a las películas grabadas se hacía casi exclusivamente a través de la compra de discos (y la copia en cassetes), pero la capacidad de copia de los particulares era limitada.

Con Internet y las redes P2P ese formato de negocio se termina, pues la tecnología lo supera y permite una copia y distribución ilimitada de las creaciones. La venta de discos grabados por las distribuidoras no puede competir con la descarga y la grabación particulares. Ahí comienza el problema.

Los beneficios derivados de los derechos de autor se reducen a medida que aumenta el acceso a la música y la SGAE comienza a reclamar medios compensatorios como el famoso Cánon digital o la denuncia de páginas web de descargas. Todo ello acompañado de muchas otras polémicas como el cobro por obras benéficas o populares, incluso si no tienen ánimo de lucro, o asegurando cosas como esta:

“Somos un monopolio, pero este texto no tiene en cuenta toda la literatura económica que considera que en materia de propiedad intelectual y derechos de autor es bueno que haya un monopolio, como si fuera un sindicato” (Fuente: Público)

Pero la SGAE se encuentra también embarcada en grandes proyectos de inversión como el programa ARTeria que crea una red de teatros con un coste de unos 370 millones de euros. Eso es un coste excesivo para un proyecto que no entra, teóricamente, dentro de sus funciones como institución de gestión de derechos de autor. Con tal inversión es comprensible que se busque asegurar los beneficios a pesar del cambio tecnológico. Aunque eso suponga es desprestigio de la institución, algo a lo que se oponen sus empleados y muchos de sus asociados.

Desde mi punto de vista veo legítimo que, quien crea una obra quiera obtener una parte de los beneficios si otras personas se lucran empleando como parte de su negocio la música (bares y discotecas por ejemplo). Pero no puedo entender como un artista no pueda querer que su obra sea accesible para un público potencialmente mucho mayor que hace diez años. Porque tanto antes como ahora un disco original es un artículo muy caro, ni aún incluyendo muchas fotos en el cuaernillo o un DVD con los videos y su último concierto.

Un nuevo modelo de negocio puede venir dado por los beneficios obtenidos de los conciertos. Sin ir más lejos, a finales de este mes toca Fito y los Fitipaldis en Gijón y ya ha tenido que poner una fecha más, porque la que inicialmente programó tenía agotadas las entradas. Ese es un posible sustituto del ya obsoleto de la “creación y copia”.

Mientras tanto la SGAE debería dedicarse a su función como gestora de derechos y, a lo sumo, promotora de creaciones artísticas a través de becas para artistas noveles, subvenciones a la representación de obras,... No haciendo la competencia a los teatros.

Un saludo desde Júpiter

Pd: Recomiendo la lectura de este artículo del blog de Paco Ortega que fue lo que me hizo plantearme escribir lo anterior. En ese artículo aparece la opinión de uno de los artistas descontentos con el rumbo que toma la SGAE

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