Estados Unidos ha hablado, sentíos amenazados, ¡temblad!. Desde ayer nuestro país es uno de los cinco que forman el nuevo Eje del Mal, estamos ahí junto con China, Rusia, México y Canadá.
Vale, puede parecer que “se me ha ido la pinza” de nuevo y esto no es más que ficción. Pero nada más lejos de la realidad. El
Congreso de EE.UU. ha emitido su informe 301, aquel que analiza el “estado de la protección y observancia de los derechos de propiedad intelectual”. En el que estudia la legislación de los países hacia la piratería informática, con especial atención a las redes P2P. Y España no sale muy bien parada.
En el informe se denuncia que nuestra legislación es demasiado permisiva con la piratería, problema que dicen ha llegado a ser “epidémico”, que se vulneran los derechos de autor y que “daña al sector tanto en Estados Unidos como en España”. En resumen, se quejan de la libertad de cultura porque no cumple cuotas de mercado. La SGAE estará más que contenta con ello.
Por ello instan (mandan, ordenan, “aconsejan”) a los Gobiernos del Eje a que cambien su legislación vigente para adecuarse a la defensa de los derechos del autor. Curioso que lo diga un país que no respeta los Derechos Humanos fundamentales en Guantánamo, que no declara guerras desde la 2ª Guerra Mundial para no cumplir Convenios Internacionales como el de Ginebra, que no ha firmado el Protocolo de Kioto porque dañaría a su industria o que crea tribunales internacionales a los que después no reconoce y afectan a todo el planeta menos a sí.
De acuerdo, quien crea tiene el derecho a ganar dinero con ello. Para eso se ha parado a dar forma a ese proyecto (o ha pagado a un compositor, pero esa es otra historia). Sin embargo, tal vez el problema no sea sólo de la legislación y del consumidor que no está dispuesto a ser estafado.
Por que nadie podrá negarme que pagar 6 euros por ver una película de cine que puede resultar una tremenda porquería más allá del gusto particular de cada uno (ejemplo paradigmático de
Underworld 3) sea un atraco a mano armada.
O que pagar entre 12 y 30 euros por un DVD no genera un porcentaje de beneficios de tres cifras como poco (teniendo en cuenta el precio de un DVD que es de unos pocos céntimos, la caja otro tanto y la distribución que ascenderá a algún euro, pero no más de tres o cuatro) simplemente porque trae unos cuantos extras. Y más cuando algunos periódicos venden películas a 50 céntimos. ¿Acaso el periódico pierde 11,5 euros en cada DVD? Me extraña.
O que para una o dos canciones buenas que tiene un disco de música tengas que pagar más de 15 euros por un formato que no está en mp3, dando algunos problemas para pasarlo luego al reproductor.
O que tengas que pagar entre 30 y 50 euros por un videojuego que te durará unas 8-10 horas.
Endurecer la legislación y prohibir la libre transmisión de cultura es atentar contra el desarrollo intelectual, contra la posibilidad de acceder a un número ilimitado de conocimientos. ¿Acaso no puedo usar el eMule o el BitTorrent para descargarme un libro que usaré en un trabajo de clase? Eso tendría un fin cultural, por lo que podría hacerlo. Pero no, como existe la posibilidad de que descargue música ponen un canon a todo aparato informático (seguro que hasta los ratones tienen canon) y quieren cerrar las P2P.
Además, el manido argumento de que “la piratería daña a la industria de la música y el cine” es rebatido y destruido por
un informe del Gobierno holandés. No sólo incrementa las ventas de los creadores, sino que les estaremos obligando a hacer buenas películas, canciones, videojuegos,... porque podremos probarlo y, si lo consideramos adecuado, comprarlo.
Por lo tanto, no me queda más que proclamar lo feliz que me siento de que España forme parte del Eje del Mal de la piratería informática.
Un saludo desde Júpiter!
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