miércoles, 11 de marzo de 2009

Después de la tempestad llega la calma

Lo que pueden cambiar las cosas de un día para otro. O no tanto las cosas sino más bien la visión que de ellas se tiene.

Hasta ayer mismo estaba bastante agobiado, que no estresado. Tenía un examen a la vuelta de la esquina, con poco tiempo para estudiarlo y mucho que hacer por las tardes. Mientras, por las mañanas había que ir a clase. Al menos debería. No había empezado a trabajar en la beca, posponiéndose el día de comienzo ante diversos improvistos ajenos a mí. Además llevaba varias semanas sin salir y con unas semanas por delante muy inciertas en ese sentido. Todo un cúmulo de elementos desestabilizadores.

Ayer fue el momento culminante. Tras un lunes llegando a Oviedo a las 10, entrando a la primera clase a las 12 para salir de la última a las 20, después coger el autobús y llegar a casa a las 21.30, sobrevenía un martes igualmente cargado de clases. Más incluso, que entraba a las 9 y tenía ajedrez de 21 a 22. Tuve que saltarme alguna clase para sobrellevar el día, pero aún así el cansancio y el calor del día hicieron estragos en mi resistencia. Por no hablar de la incertidumbre de un cambio de fechas para un examen y los nervios propios de tener que madrugar al día siguiente para empezar a trabajar en la beca.

Una gran tensión que me hizo pensar una entrada para este blog sobre lo ocurrido en la reunión para cambiar el examen y que, en cierta manera, explicaba mi postura al decidir abstenerme en la decisión. No llegué a publicarlo por lo tarde y cansado que arribé en casa. De hecho lo tengo escrito a mano y no a ordenador. Básicamente venía a decir que por un lado no estoy de acuerdo con cambiar fechas de exámenes cuando se planifica situarlos con casi un mes de distancia entre ellos, pero por otro lado nunca viene mal una semana más de estudio. Te libera de parte de la presión. Puede que sea una decisión que lamente cuando se situé el último examen, cuya fecha depende de la profesora (lo que viene siendo como en una guerra avanzar por territorio enemigo sin que los exploradores te hayan dicho cuantas tropas os esperan), pero a día de hoy no parece tan mala idea.

Frente a todo ello, hoy fue un día de los más tranquilo y relajado. Por la mañana me desperté con tanto tiempo que incluso me sobró, después de la beca volví en tren durmiendo la mitad del tiempo y leyendo la otra mitad. De tarde fui a dar la clase de latín y volví paseando, dando un rodeo y sin prisa, disfrutando del paisaje urbano. Y es que parece mentira, pero según voy leyendo el libro en que basaré mi trabajo de antropología (Urbanismo y desigualdad social, de David Harvey) veo la estructura urbana de un modo muy diferente, pensando y dándome cuenta de cosas en las que antes no reparaba.

En definitiva, hoy ha sido un día muy pacífico. En el que he eliminado las tensiones de los días anteriores. Un buen descanso.

Mañana, de nuevo a la tarea.
Un saludo

3 comentarios:

  1. En realidad es la calma la que precede a la tempestad.

    El stress no hace bien a nadie, por eso yo no lo practico, un día te enseño como :P

    Un saludo, mañana, masacre... o no XD

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  2. Soy una "odiadora" declarada de los cambios de fechas de exámenes. Puede que sea una de las cosas de este mundo que me ponga de peor humor.
    Te he enlazado.

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  3. Flame, yo también procuro evitar el estress cuanto puedo, pero un poco de tensión siempre ayuda para ponerse a hacer las cosas. Como ejemplo la tensión del día antes de un examen, es cuando más información por hora se puede llegar a memorizar xD

    Escombrosxxi, coincido contigo. Normalmento no estoy de acuerdo con los cambios de examenes y voto en contra de ellos. Pero en este caso tampoco venia del todo mal.

    Un saludo

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