martes, 20 de octubre de 2009

Vogones de carne y hueso

Hoy en clase de “Metodología de intervenciones arqueológica” estuvimos debatiendo sobre las virtudes y defectos de la Ley de Patrimonio del Principado de Asturias. Básicamente puedo resumir las dos horas en que tiene más defectos que virtudes y que nuestro Patrimonio está en manos de la decisión del Consejero de Educación.

Pero ese no es el tema que me lleva a escribir. Lo realmente importante es que salió a la luz el procedimiento administrativo que se ha de llevar a cabo para que algo sea declarado BIP (Bien de interés patrimonial) o incluirlo en el Inventario de Bienes de Patrimonio. Supone una incansable sucesión de informes, envíos, acuses de recibo, notificaciones,... vamos, que se tiran dos años para declarar que ese algo debe ser protegido (a no ser que sea un hórreo centenario o una cueva con pinturas, claro).


Y ello me condujo a recordar un pasaje de la “Guía del autoestopista galáctico”, una magnífica obra digna de ser leída y reírte a carcajadas por el camino, en el que se describe el proceso que siguen los Vogones para llevar a cabo cualquier orden que reciban. Eso si, antes de nada debo aclarar que son el ejemplo más exagerado de un funcionario. De hecho, a nivel universal son, según el libro, la única raza que ocupa esos puestos.

Ésto es lo que dice la Guía sobre los Vogones:
Son una de las razas más desagradables de la Galaxia; no son realmente crueles, pero tienen un mal carácter, son burocráticos, entrometidos e insensibles. Ni siquiera moverían un dedo para salvar a su abuela de la Voraz Bestia Bugblatter de Traal, a no ser que recibieran órdenes firmadas por triplicado, acusaran recibo, volvieran a enviarlas, hicieran averiguaciones, las perdieran, las encontraran, las sometieran a investigación pública, las perdieran de nuevo y finalmente las enterraran bajo suave turba para luego aprovecharlas como papel para encender la chimenea. De ninguna manera deje que un Vogón le lea poesía.
Sólo diré una cosa más, es tan buen libro que esta misma mañana compré la segunda parte. Quizá por eso me acordase del fragmento por la tarde. Mmm... iniciaré investigaciones por triplicado, jajaja

Un saludo desde Júpiter

Pd: Fragmento del libro “Guía del autoestopista galáctico” de Douglas Adams publicado en la editorial Anagrama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario