miércoles, 23 de abril de 2008

El día del Libro

Todo 23 de Abril en el círculo de Bellas Artes de Madrid se realiza la lectura ininterrumpida del Quijote. Un pequeño recuerdo anual a la obra clave de la literatura española y a su autor, Miguel de Cervantes, fallecido en ese día de 1616.

Resulta curiosa la coincidencia, que hay veces que la Historia las tiene sin falta de rebuscar mucho, de que ese mismo día y en el mismo año falleciesen tanto Cervantes como el inglés William Shakespeare y el cronista hispano-peruano Inca Garcilaso de la Vega (menos conocido pero apodado como "Príncipe de los escritores del nuevo mundo"). Además, para mayor coincidencia temporal, el propio Shakespeare nació un 23 de Abril.

Cuatro fechas esenciales y tres de ellas en un mismo día. Un día del siglo XVII en el que el mundo de la literatura perdió a grandes figuras del arte, pero que generaciones posteriores aprovecharían para celebrar el “Día del Libro”. Actos de todo tipo se celebran en instituciones y agrupaciones de todo tipo, educativas, políticas, periodísticas,… en las que se recuerdan no sólo al Ingenioso Hidalgo, sino también a sus otros millones de compañeros de profesión (personajes principales, secundarios, malvados, e incluso de relleno).

Por la mañana estaba leyendo el periódico, y en la página dedicada a esta conmemoración aparecían varios políticos y personajes públicos comentando aquel libro que les había marcado en su vida. Yo me propuse hacer eso mismo en este blog con el fin de honrar en la medida de lo posible a ese libro en cuestión. Pero por más que pensé no encontré ninguno que destaque sobre los demás.

Muchos son los que se almacenan en mis recuerdos, desde literatura fantástica como la primera trilogía de la Dragonlance, relatos míticos (o más bien, en su momento considerados históricos) como Ab urbe condita de T. Livio y otros que verdaderamente se acercan a lo que pudo ocurrir, es el caso del tercer libro de las Historias de Herodoto.

Pero ninguno de ellos se puede decir que marcase mi existencia de una manera especial. Sólo destacarían con cierta relevancia dos de ello, de los cuales haré una pequeña reseña, pues los considero sin ninguna duda dignos de lectura:

Procedente de Rusia llega una obra maestra de la literatura universal, no es otra que Guerra y paz de León Tolstoi. Ambientado en la invasión de Napoleón hacia el país de los Zares, el autor nos presenta una compleja red de personajes, cada uno con sus propias características y a los que las circunstancias del conflicto harán crecer y madurar como personas.

De entre todos ellos se podría decir que Pierre, Natacha y Nicolai son el trío de personajes principales. El primero, un afrancesado totalmente convencido de los milagros de la Revolución Francesa, asciende a la clase privilegiada cuando su padre de otorga toda la herencia. Natacha pasa de ser una joven inocente e ingenua a toda una mujer consciente del mundo en el que vive y de que en realidad el amor no es tan idílico como en los cuentos aparenta. Por último, a Nicolai su carrera militar le lleva a forjarse como un valeroso soldado al que el final de la guerra obligará a atender la economía de su familia, arruinada por las deudas.

La evolución de los tres, junto con muchos otros personajes secundarios hace de esta obra algo esencial en cualquier biblioteca, aunque ciertamente la lectura puede ser en algunos momentos algo pesada (sobre todo por su extensión) y solo refleja la vida entre la aristocracia rusa. No obstante, es un libro que siempre recomendaré para alguien que quiera leer una gran obra.

Por otro lado he de aludir a un autor español, Gustavo Adolfo Bécquer. Normalmente es más conocido por sus obras poéticas que por su prosa, pero la Leyendas son sin duda de los mejores cuentos de amor y miedo que he podido tener ante mis ojos. Llegué a esta obra por recomendación de una amiga de Sevilla, una “ilustre sevillana”, que me habló de él durante el Curso de Verano que pasé en Madrid. Me contó maravillas de esas leyendas, y no se equivocaba. “La cruz del diablo”, “El monte de las ánimas” o “La mujer de piedra” son algunas de ellas, con las que Bécquer te transporta a Toledo, Madrid y a muchas otras localizaciones desconocidas de España. Son historias populares, contadas con gran brillantez, deleitándose en todos los detalles. Son geniales.

Este libro presenta historias cortas, de pocas páginas y lectura más fácil que el libro anterior. Ideal para quien no tenga mucho tiempo para dedicarle a la lectura. Así pues, nuevamente lo recomiendo del mismo modo que a mí me lo recomendaron.

Un saludo

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